Mensaje de voz

Tengo cuatro segundos de su voz; incluyen una inflexión al preguntar y un verbo en imperativo. Han rendido mucho más que los mensajes perdidos con el teléfono anterior. Todavía hoy, bajo la regadera, estrené formas de conocerme que recrearon sus manos (pezones contra la pared).

Me gusta notar cómo el recuerdo -tan sin expectativa- provoca el mismo efecto de este sol inclemente: un sol que fue primero con él, allá lejos (así quedo atrás, como la cabeza dirigida por un jalón de cabello o la historia de vida en el cuerpo inmovilizado). 

Mi cabello crece. Propongo a alguien confiable tener sexo. Abro un archivo para trabajar. Reproduzco en mi memoria las palabras exactas del mensaje: "¿Ah, sí?", comienza.


Por: Silvia Parque

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